La
siguiente revista cae sobre la pila en una esquina de la habitación haciendo un
ruido sordo y hueco, como la mayoría de los pensamientos que flotaban en esa mansión.
Tamara
tenía 15 años, y como toda chica tenía sus sueños, un amor, una historia
interesante, una familia que la entienda, amigas y muchas cosas más.
Tamara,
o Tami como les decían sus papas en un pobre intento de simular interés en su única
hija, tenía un sueño que sobrepasaba todos los demás pensamientos existentes en
la cabeza de una adolescente, un sueño que la perseguía, un sueño que no la
dejaba dormir en las noches.
Tami quería
tener el cuerpo perfecto, quería ser modelo y desfilar por las pasarelas de
Europa.
Pero
Tami tenía un problema, o al menos ella decía eso. Tami era gorda, y eso a ella
la hacía infeliz. Demasiado…
Otra
revista caía sobre las demás, a su derecha una cantidad considerable de imágenes
recortadas. Imágenes en las que aparecían modelos cuyos nombres eran
desconocidos, pero que para Tami, eran sus ídolas. ¿Acaso importaban sus
nombres? No. Lo importante era que ellas podían ser modelos, porque ellas eran
delgadas, pero Tami no…
Ella contorneaba
con gran precisión las cinturas de las
modelos con su tijera color rosa con motivos de princesas, para luego pegarlas
una por una en su mural de ídolas, el lugar que ella algún día deseaba ocupar.
Pero...
Ese algún día… ¿Llegaría? ¿O pasaría sus días siendo ese monstruo sin forma? Sus
pensamientos estaban fuera de control.
Tami miro
su silueta en el espejo de su habitación, sus ojos celestes estaban rojos de
tanto llorar… ¿Y donde estaban sus padres para consolarla? ¿Para decirle que
todo iba a estar bien? Seguramente en alguna reunión de ricachones caretas
donde nadie se conoce pero todos aparentan ser amables. Típica situación de
familia adinerada.
No, no podía
esperar, no podía soportar no usar esas bikinis que tanto había visto en las
tiendas, no podía sacarse de la cabeza esos vestido esbeltos, no conseguís deja
de pensar en esos jeans para cintura perfecta que tanto deseaba… Pero ella decía
que tenía un problema, ella se veía gorda… y ella estaba cansada de eso… Era
tiempo de tomar medidas.
Ciega
de su locura por ser como sus ídolas, Tami se quitó la remera, tomó las tijeras que estaban en la cama y
agarró con su mano su vientre, o según ella, su exceso de grasa.
Un último
respiro y Tami empezó su trabajo, cortó y cortó… Por suerte las tijeras tenían suficiente
filo. El dolor que sentía no se asemejaba a nada, pero ella estaba segura que
al final, ella sería feliz, al final, ella tendría su imagen perfecta…
Tami siguió cortando, la sangre corría por el piso frío de
su habitación y las lágrimas por todo su rostro. Pero no se detuvo, ella cortó
y cortó…
Ella podría ser de una vez por todas, delgada…
Al cabo
de una hora, la empleada encontró a Tamara tirada en el suelo sobre un mar rojo
y con las tijeras aun en sus manos. Sus ojos estaban abiertos, mirando a ningún
lado…
Según la autopsia realizada, Tamara Styles de 15 años había muerto
por pérdida masiva de sangre, la chica que quería ser modelo, la misma chica
que había soñado una y otra vez con sus ideales se había suicidado, había cortado
su propia carne sin temor alguno, solo con una cosa en su mente…
Ser delgada… Ser linda…