-¿Abuelo puedes contarnos otra
vez la historia del espejo? Dos pares de ojos observan al anciano sentado en un
banco entre las dos camas de la habitación.
-Está bien queridas, se la
contare una vez más, pero luego hay que dormir. Dice al mientras se despereza
simulando tener sueño.
-Esta historia es diferente a
las demás porque para mí no tiene un final, simplemente esta historia continúa
hasta el día de hoy pendiente, esperando por su final, o tal vez, esta historia
simplemente decidió continuar en otro lugar…
Todo comenzó con una pareja de
novios en la época del renacimiento, esa época donde las chicas usaban vestidos
largos de colores llamativos, los chicos cantaban serenatas al pie de los
balcones y escribían cartas, eran esos tiempos en los que el amor no estaba
contaminado con la tecnología de hoy en día, tiempos de amor incondicional. Estas
dos personas se conocieron en una caminata por el bosque, y desde el primer
momento supieron que sus vidas estarían conectadas para siempre a pesar de
todo… Pero no imaginaba que ese todo a veces es una palabra un poco amplia…
Cameron y Aiden eran la pareja
soñada y deseada por todos en el pueblo, ellos se amaban como si no hubiese un
mañana, paseaban juntos por las calles aledañas, almorzaban y pasaban sus tardes
a orillas del mar e incluso pasaban noches enteras acostados sobre el pasto
mirando las estrellas, pensando y soñando, organizando sus vidas, haciendo
planes para el futuro, ellos supieron lo que era el paraíso, vivían el amor
como nadie lo había hecho nunca.
El tiempo fue pasando para los
dos, pero ellos jamás se separaron,
jamás dejaron de verse el uno al otro como si su vida dependiera de eso,
siempre estuvieron ahí, el uno para el otro. Hasta que un día Aiden se
arrodilló en la arena mientras sostenía la mano de Cameron y pronuncio las
palabras:
-¿Quieres casarte conmigo?
Cameron dejó que sus lágrimas
cayeran y no intento ocultarlas, ella pronuncio una simple palabra que marcó el
destino de ambos para toda la eternidad.
-Sí.
Todo fue amor y felicidad hasta
que el día de la boda llegó. Cameron se miraba al espejo gigante frente a ella,
llevaba un vestido blanco como las nubes y su pelo caía largo con ondas rubias.
Su sonrisa lo decía todo, ella era más que feliz, ella estaba viviendo su
propio cuento de hadas, ella había sido la damisela en apuros rescatada por su
príncipe azul. Aiden era su media naranja, su mitad. Hoy volvería a decir esa
simple palabra que dejaría más en claro ante este mundo y los demás, que su
amor por Aiden sobrepasaba cualquier frontera, cualquier realidad alterna.
En la habitación de al lado,
Aiden terminaba de alistarse, la misma sonrisa radiante se encontraba en su rostro,
dejando en claro que sabía muy bien lo que estaba haciendo, mostrando como una
vez más, el amor era capaz de derrotar cualquier adversidad, él había
encontrado a su amada, y la amaría por toda la eternidad, a pesar de todo.
-Ya casi está todo listo, la
dejare un momento a solas Señora Cameron. Dijo una de las súbditas mientras
salía de la habitación y cerraba con cuidado la puerta.
Cameron comenzó a caminar
lentamente por toda la habitación, mirando detenidamente cada detalle,
apreciando todo, solía hacer eso para mantener la calma, ya que dado los
acontecimientos sus nervios estaban muy altos, cada tanto miraba al espejo que
se encontraba en una esquina enfrentando a la ventana en el otro extremo, se
veían reflejadas la colinas a lo lejos y los arboles más cercanos, a un costado se podía apreciar unas parte de la
iglesia, la misma iglesia donde ella daría el Sí muy pronto. Ella siguió
caminando por el lugar, subió al pequeño pedestal frente al gigante espejo y
comenzó a bailar un vals, mientras tarareaba una melodía con su dulce voz,
bailaba como toda una princesa e incluso daba giros sobre el pequeño andamio.
En determinado momento, Cameron dio un giro demasiado fuerte…
Al dar ese giro con demasiada
fuerza tropezó con el borde del pedestal y se tambaleó hacia atrás, sus brazos
se mueven en el aire para intentar mantener el equilibrio pero es una acción
inútil, ella cae… en el último momento Cameron cree que va a estrellarse contra
el espejo, pero ella cae y cae, no choca contra el espejo, pero tampoco choca
contra el suelo, ella cae, hasta que su vista se vuelve completamente blanca…
-Ella debe estar en la otra
habitación Señor Aiden. Dice un guardia al tiempo que Aiden sale disparado
hacia la habitación donde Cameron estaba, ha pasado una hora y no hay noticia
de ella.
Aiden abre las puertas de par
en par mientras intenta recuperar el
aliento, pero se da cuenta claramente que no está ahí.
-Cameron. Dice un poco más
fuerte de lo necesario.
Empieza a caminar por la
habitación y se acerca a la ventana, mira hacia el suelo desde el segundo piso
donde él se encuentra, tal vez este afuera tomando un poco aire, tal vez
decidió ir a buscar una copa con agua, tal vez me está buscando a mí, piensa
el… Se da la vuelta para salir de la habitación y se percata de su reflejo en
el antiguo espejo. Lo mira detenidamente, buscando algo, sin saber bien que, se
acerca lentamente y observa su silueta que le devuelve la mirada… Hasta que
escucha un susurro, es apena audible pero Aiden sabe bien de quien es esa voz,
sabe muy bien de quien es.
-Aiden…
Él sabe claramente que esa voz,
ese susurro, es de Cameron, de su amada futura esposa, pero no puede decir de
donde viene. Decidido a que ella está fuera de esa habitación da media vuelta
para irse pero accidentalmente toca el frío vidrio del espejo, y Aiden…
Desaparece…
-¿Qué les pasó abuelo? Pregunta
una de las nietas mirando con sus ojos a través de las gruesas mantas
-Sí, ¿Qué ocurrió con ellos?
Dice la otra pequeña.
El abuelo se levanta de su
banco y se encamina hacia la ventana no sin antes ver un gran calendario con
flores de color rosa, lee el año para sí mismo, 2365. Levanta su vista hacia la
ventana y observa las estrellas y ve que una de ellas se desplaza por el cielo,
una estrella fugaz, él sonríe.
-Abuelo ¿Ellos se casaron?
¿Ellos están bien? Vuelve a preguntar una de la nietas. Ambas esperando la
respuesta.
Él abre la poca para decir
algo, cuando la puerta de la habitación se abre. Una voz dulce y suave como el
mismo caramelo pronuncia su nombre
-Aiden amor, es hora de que las
pequeñas duerman. Dice ella al tiempo que sonríe hacia las dos pequeñas.
-Si Cameron, tienes razón, es
hora de que todos vayamos a dormir, mañana será un nuevo día. Dice al tiempo
que alcanza a su esposa y le da un tierno beso. Pero antes de salir él se
vuelve hacia sus nietas y dice justo mientras toma la mano de Cameron.
-Ellos, están bien, se casaron,
y a pesar de todo, nunca, pero nunca dejaron de amarse. Dice volteando la
mirada hacia su amada.
-Ellos supieron desde un
principio, que su amor iba a superarlo todo, incluso si esa palabra es muy
amplia, su amor superaría todas las adversidades. Su amor seria fuerte e
incondicional… Por toda la eternidad. Dice también la abuela
Ella apaga la luz, cierra la
puerta y los dos ancianos se marchan a su habitación, las pequeñas cierran sus
ojos y duermen, mientras que afuera, en el cielo… otra estrella fugaz atraviesa
el cielo…