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miércoles, 28 de octubre de 2015

Espejos

-¿Abuelo puedes contarnos otra vez la historia del espejo? Dos pares de ojos observan al anciano sentado en un banco entre las dos camas de la habitación.
-Está bien queridas, se la contare una vez más, pero luego hay que dormir. Dice al mientras se despereza simulando tener sueño.
-Esta historia es diferente a las demás porque para mí no tiene un final, simplemente esta historia continúa hasta el día de hoy pendiente, esperando por su final, o tal vez, esta historia simplemente decidió continuar en otro lugar…
Todo comenzó con una pareja de novios en la época del renacimiento, esa época donde las chicas usaban vestidos largos de colores llamativos, los chicos cantaban serenatas al pie de los balcones y escribían cartas, eran esos tiempos en los que el amor no estaba contaminado con la tecnología de hoy en día, tiempos de amor incondicional. Estas dos personas se conocieron en una caminata por el bosque, y desde el primer momento supieron que sus vidas estarían conectadas para siempre a pesar de todo… Pero no imaginaba que ese todo a veces es una palabra un poco amplia…
Cameron y Aiden eran la pareja soñada y deseada por todos en el pueblo, ellos se amaban como si no hubiese un mañana, paseaban juntos por las calles aledañas, almorzaban y pasaban sus tardes a orillas del mar e incluso pasaban noches enteras acostados sobre el pasto mirando las estrellas, pensando y soñando, organizando sus vidas, haciendo planes para el futuro, ellos supieron lo que era el paraíso, vivían el amor como nadie lo había hecho nunca.
El tiempo fue pasando para los dos, pero ellos jamás se separaron,  jamás dejaron de verse el uno al otro como si su vida dependiera de eso, siempre estuvieron ahí, el uno para el otro. Hasta que un día Aiden se arrodilló en la arena mientras sostenía la mano de Cameron y pronuncio las palabras:
-¿Quieres casarte conmigo?
Cameron dejó que sus lágrimas cayeran y no intento ocultarlas, ella pronuncio una simple palabra que marcó el destino de ambos para toda la eternidad.
-Sí.
Todo fue amor y felicidad hasta que el día de la boda llegó. Cameron se miraba al espejo gigante frente a ella, llevaba un vestido blanco como las nubes y su pelo caía largo con ondas rubias. Su sonrisa lo decía todo, ella era más que feliz, ella estaba viviendo su propio cuento de hadas, ella había sido la damisela en apuros rescatada por su príncipe azul. Aiden era su media naranja, su mitad. Hoy volvería a decir esa simple palabra que dejaría más en claro ante este mundo y los demás, que su amor por Aiden sobrepasaba cualquier frontera, cualquier realidad alterna.
En la habitación de al lado, Aiden terminaba de alistarse, la misma sonrisa radiante se encontraba en su rostro, dejando en claro que sabía muy bien lo que estaba haciendo, mostrando como una vez más, el amor era capaz de derrotar cualquier adversidad, él había encontrado a su amada, y la amaría por toda la eternidad, a pesar de todo.
-Ya casi está todo listo, la dejare un momento a solas Señora Cameron. Dijo una de las súbditas mientras salía de la habitación y cerraba con cuidado la puerta.
Cameron comenzó a caminar lentamente por toda la habitación, mirando detenidamente cada detalle, apreciando todo, solía hacer eso para mantener la calma, ya que dado los acontecimientos sus nervios estaban muy altos, cada tanto miraba al espejo que se encontraba en una esquina enfrentando a la ventana en el otro extremo, se veían reflejadas la colinas a lo lejos y los arboles más cercanos, a un  costado se podía apreciar unas parte de la iglesia, la misma iglesia donde ella daría el Sí muy pronto. Ella siguió caminando por el lugar, subió al pequeño pedestal frente al gigante espejo y comenzó a bailar un vals, mientras tarareaba una melodía con su dulce voz, bailaba como toda una princesa e incluso daba giros sobre el pequeño andamio. En determinado momento, Cameron dio un giro demasiado fuerte…
Al dar ese giro con demasiada fuerza tropezó con el borde del pedestal y se tambaleó hacia atrás, sus brazos se mueven en el aire para intentar mantener el equilibrio pero es una acción inútil, ella cae… en el último momento Cameron cree que va a estrellarse contra el espejo, pero ella cae y cae, no choca contra el espejo, pero tampoco choca contra el suelo, ella cae, hasta que su vista se vuelve completamente blanca…

-Ella debe estar en la otra habitación Señor Aiden. Dice un guardia al tiempo que Aiden sale disparado hacia la habitación donde Cameron estaba, ha pasado una hora y no hay noticia de ella.
Aiden abre las puertas de par en  par mientras intenta recuperar el aliento, pero se da cuenta claramente que no está ahí.
-Cameron. Dice un poco más fuerte de lo necesario.
Empieza a caminar por la habitación y se acerca a la ventana, mira hacia el suelo desde el segundo piso donde él se encuentra, tal vez este afuera tomando un poco aire, tal vez decidió ir a buscar una copa con agua, tal vez me está buscando a mí, piensa el… Se da la vuelta para salir de la habitación y se percata de su reflejo en el antiguo espejo. Lo mira detenidamente, buscando algo, sin saber bien que, se acerca lentamente y observa su silueta que le devuelve la mirada… Hasta que escucha un susurro, es apena audible pero Aiden sabe bien de quien es esa voz, sabe muy bien de quien es.
-Aiden…
Él sabe claramente que esa voz, ese susurro, es de Cameron, de su amada futura esposa, pero no puede decir de donde viene. Decidido a que ella está fuera de esa habitación da media vuelta para irse pero accidentalmente toca el frío vidrio del espejo, y Aiden… Desaparece…

-¿Qué les pasó abuelo? Pregunta una de las nietas mirando con sus ojos a través de las gruesas mantas
-Sí, ¿Qué ocurrió con ellos? Dice la otra pequeña.
El abuelo se levanta de su banco y se encamina hacia la ventana no sin antes ver un gran calendario con flores de color rosa, lee el año para sí mismo, 2365. Levanta su vista hacia la ventana y observa las estrellas y ve que una de ellas se desplaza por el cielo, una estrella fugaz, él sonríe.
-Abuelo ¿Ellos se casaron? ¿Ellos están bien? Vuelve a preguntar una de la nietas. Ambas esperando la respuesta.
Él abre la poca para decir algo, cuando la puerta de la habitación se abre. Una voz dulce y suave como el mismo caramelo pronuncia su nombre
-Aiden amor, es hora de que las pequeñas duerman. Dice ella al tiempo que sonríe hacia las dos pequeñas.
-Si Cameron, tienes razón, es hora de que todos vayamos a dormir, mañana será un nuevo día. Dice al tiempo que alcanza a su esposa y le da un tierno beso. Pero antes de salir él se vuelve hacia sus nietas y dice justo mientras toma la mano de Cameron.
-Ellos, están bien, se casaron, y a pesar de todo, nunca, pero nunca dejaron de amarse. Dice volteando la mirada hacia su amada.
-Ellos supieron desde un principio, que su amor iba a superarlo todo, incluso si esa palabra es muy amplia, su amor superaría todas las adversidades. Su amor seria fuerte e incondicional… Por toda la eternidad. Dice también la abuela

Ella apaga la luz, cierra la puerta y los dos ancianos se marchan a su habitación, las pequeñas cierran sus ojos y duermen, mientras que afuera, en el cielo… otra estrella fugaz atraviesa el cielo…   

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